Desde niña hacia el esfuerzo de comportarme bien, de ser buena estudiante, de agradarle a los demás, de ser buena persona, de ser buena con los demás, de siempre estar disponible para todos, de tenerle un presente a los demás en su día de cumpleaños o cualquier otro día especial para ellos.
Me percate que lo hacia inconscientemente por varias razones:
. Pensaba que como no era «bonita», debía recompensar eso de otra manera.
. Era mi forma de mostrar amor y de que el otro me importaba. Así también los demás lo harían por mi.
. Pensaba que para recibir amor y cariño de los demás debía hacer cosas que me hicieran merecedor de ello.
. Entre muchas otras cosas.
Dios me dió a entender en el 2019 con todas las cosas que me sucedieron ese año, principalmente con la segunda oportunidad de vida que me otorgó, que debo hacer todo lo anterior sin importar nada, sin esperar nada a cambio.
Primero, porque si soy seguidor de Jesús es la forma que debo actuar.
Segundo, porque seguiré llevándome decepciones tras decepciones. Porque tú sabes el valor que tienen los demás para ti, pero el valor que tienes para ellos no lo conoces.
Así que como seguidores de Jesús, hagamos las cosas como el la haría.